lunes, 29 de noviembre de 2010

¡Qué onda chavos! Pues nuestra primera entrada es acerca del amor en los tiempos de los griegos, un texto que escribió Alfonso Macedo de la Universidad La Salle Pachuca.

Y ésta es la sección de colaboración...
Ojalá les guste.



EROS EN LA LITERATURA ROMANA

En la mitología grecolatina, Eros es representado como una deidad infantil o juvenil que lanza flechas de amor y odio a dioses y mortales. La palabra Eros (´) significa Amor. De esta raíz se derivan vocablos como erotismo, erótico o erotomanía.

La presencia de Eros o Cupido, como dios del amor, es muy frecuente en toda la historia de la literatura. Pensemos en dos textos clásicos de la literatura romana: Las metamorfosis de Ovidio y El asno de oro de Apuleyo. En la primera obra, Ovidio escribe una serie de narraciones cuyo tema es la transformación de los cuerpos de algunos personajes mitológicos: Júpiter se transforma en cisne, toro, lluvia, para seducir a mujeres hermosas como Leda, Europa o Dánae; Narciso se enamora de sí mismo al contemplar su imagen, cae al agua que le sirve como espejo, se ahoga y se transforma en la flor que lleva su nombre; Dafne se transforma en laurel al implorar a su padre Peneo que la libere de Apolo quien, enloquecido de amor por venganza de Cupido, corre detrás de ella, pero ésta quiere seguir conservando su virginidad, aun al grado de transformarse en el árbol que será representativo del dios de la poesía y la profecía. En los tres casos mencionados, lo erótico está estrechamente unido con la muerte, de ahí también esa relación ambigua entre eros y tánatos.

El asno de oro es un texto representativo de la literatura latina que ofrece una curiosa relación entre lo grotesco y lo refinado, lo culto y lo vulgar. Narra la metamorfosis del joven Lucio en un vulgar asno, en un lenguaje grotesco y en un estilo satírico que intenta y logra ofrecer un reflejo de la decadente realidad del imperio, ya que el autor critica las costumbres de la sociedad romana.

Rica en relatos misóginos (todo un género literario, podría decirse) la obra narra encuentros eróticos de gran humorismo e ingenio, como aquél en el cual el marido vuelve inesperadamente del trabajo a la casa y encuentra a un hombre con su mujer. Ésta, sumamente astuta, le reprocha haber llegado a casa cuando debía estar trabajando; ella, en cambio, al buscar una ganancia, ha decidido venderle al hombre que la acompaña una tinaja inservible que se encuentra en una especie de sótano. El marido se avergüenza de haber pensado mal de su mujer y de inmediato baja a limpiar la tinaja para que el amante se la lleve, mientras éste y la esposa realizan otro tipo de trabajo. Al final, el amante tiene que pagar por algo inservible, el marido cornudo queda satisfecho y la mujer ha ganado un poco de dinero y no la han descubierto.

Aunque la historia principal es la de Lucio, cuyas desgracias aumentan al convertirse en burro por accidente y al momento en que lo ponen a cargar los objetos robados por los ladrones que han entrado a la casa donde ocurre su metamorfosis, hay en el texto un relato que por su ubicación y su estilo culto y refinado podría verse como una suerte de intermedio narrativo: es la historia de Psiquis y Amor. Esta historia, contada por la anciana que custodia a una joven secuestrada, es la que Lucio, en apariencia de bestia, ha escuchado y se propone narrar. Apuleyo recurre al mito de la unión entre Psiquis, el espíritu, el alma, con el joven Eros, más vinculado con el amor carnal y más relacionado por lo tanto con su madre Venus. Psiquis es una joven hermosa que rivaliza en belleza con la propia Venus, quien decide, por envidia y venganza, deshacerse de ella, por lo que le pide a su hijo que la asesine, pero Cupido, enamorado a primera vista de Psiquis, decide llevársela a su palacio, donde la ocultará de la ira de la madre y donde le ocultará él mismo su identidad: se hará pasar por un monstruo horrendo que con sólo dejarse ver romperá el hechizo y dejará de amar a Psiquis si ésta un día se atreve a verlo cuando vuelve cansado a dormir. Una noche, la curiosidad vence a la joven y decide ver quién es su esposo: contempla su belleza, se distrae y deja caer la cera de la vela en el cuerpo del dios, por lo que éste huye decepcionado. La anciana narradora cuenta después que Psiquis debe superar una serie de trabajos (al estilo de los de Hércules) impuestos por Venus para recuperar el amor de Cupido, lo que ocurre al final con la ayuda de su propio amante. La metáfora del relato es clara: Eros-Cupido es un monstruo que termina conquistando al más fuerte, pero requiere del espíritu para complementarse, para no ser sólo un amor carnal, sino también espiritual. No es gratuita la imagen que Ovidio ofrece del dios niño, en aquel relato de Las metamorfosis donde Apolo menosprecia a Cupido y es herido por las flechas de éste, quien dice: “Que tu arco atraviese todas las cosas, Febo, a ti el mío, y cuanto todos los animales son inferiores a un dios, tanto menor es tu gloria que la mía”.

5 comentarios:

  1. Me pareció muy bueno el texto, te pone a pensar mucho en el verdadero significado del amor y en el rumbo que deseas darle a este.
    Los felicito buena publicación.

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  2. Ma parece muy interesante el texto.
    Muy bien relacionado el amor con la literatura romana. Muy bien.

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  3. se parece a uno de wikipedia y del rincon del vago

    jajaja

    ntc

    esta bueno aunque un poco fumado

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  4. Gracias Dr. Truman.. es mi salvación!

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